NO ME DIGAS QUE TENGO QUE SER

INMACULADA PÉREZ FIGUEROA

Hoy he pensado en la vida de una empresaria, en los problemas y los hándicaps, los techos de cristal, los suelos pegajosos y los estereotipos marcados. Hoy recordaba mis veintitantos, cuando emprender le parecía a mi entorno como la medida desesperada de una historiadora rebelde que no le gustaba las opciones que le daban o no era capaz de llegar a otra cosa.

Entonces entré en el emprendimiento, vocacional desde niña, “inventora” me decían pero en realidad eran muchos sueños por un mundo en el que yo creía tener mi sitio. Ahora, 25 años después volvería a hacerlo, aunque sin duda vivimos en un país que nonos merece, pero ese tema es otra reflexión que hoy no nos ocupa.
Mujer y autónoma ¿se puede jugar con más desventaja? Pues de esa condición surgió mi trampolín personal, aprendí sin ser apreciada, gestioné mi vida lo mejor que supe y fui adquiriendo una fortaleza enraizada en la seguridad de que nada me había sido pre-concedido, pero todo es alcanzable si es viable, “y los sueños, sueños son”.

Pero este artículo no va de lo duro de ser empresaria, va realmente de que tú debes ser la empresaria que te da la gana, la mujer que quieras ser, con o sin hijos, con o sin reglas, joven o no tan joven, eres la que se pone el mundo por montera o la que no quiere ponérselo pero busca un camino simple de gestión de vida plena.

A mí me juzgaron ellos y ellas, no respondía a lo que se esperaba, ni fui nunca ejemplar. Antigua para las modernas y moderna para los antiguos, ahora me divierte, pero en su día me hacía sufrir. Al final aprendía a ser lo que quería ser.
Rendí cuentas, muchas, a todo bicho viviente , pero en ese desliz, aprendí que las cuentas reales se las daba a la gente real y al resto solo era las cuentas maquilladas de quien va a por un préstamo….. todo es como tú me quieras ver.

Pasado la mitad del siglo, no quiero renegar de nada, pero me asustan las niñas princesas, las sufridoras de profesión y las mujeres super mega triunfadoras . Me chirrían las que no han buscado la palabra feminismo en el diccionario pero lo detestan y las que se adueñan impunemente de una ideología, sin preguntar al resto. Yo soy muchas cosas, como cada mujer o mejor dicho como cada persona, pero vivimos en el mundo de que somos lo que vende, y por desgracia las ideologías cuando se ponen a la venta dejan de tener alma para tener precio.

Pero en este devenir, busca lo que quieres ser, prioriza lo que te nazca y no dejes que te digan que las cosas no se pueden cambiar. Que no te digan lo que tienes que ser.

Inmaculada Pérez Figueroa

Presidenta del Foro de Empresarias y Profesionales de Córdoba

CEO Grupo de Incentifor

https://www.incentifor.com/